Esto sucedía a diario en una ciudad del noeraeste argentino, dentro una plaza bautizada en honor a un héroe nacional cuyo nombre no quiero acordarme.
Sentado en el borde de la hamaca no entendía (nadie) sus premoniciones, divinas ellas, sordo él (y todos) y el ruido sobre la arena, hueco y grave, se oía a lo largo del círculo metropolitano, tanto, que hasta el arzobispo levantaba la mirada.
Recuerdo haberlo visto caminando (yo) por medianeras de papel, sin dudar un instante (él) entre perder el equilibrio y alguna otra cosa, quizás yo.
Él sabía lo que a mí me gustaba la palabra consabida discurriendo por su boca. Por eso será que me la decía poco (cuando quiere, y más a menudo de lo que a mi humor le conviene, él es un hijo de puta)
A veces siento que los fantasmas de su vida pasada llegan sólo para atormentarme a mí (habrá consuelo en los sistemas cíclicos del alma?)
Lo quiero todo, desde el alba hasta el fracaso, me decía siempre, pero no se dejaba (nunca) y patinaba por debajo de algunos de los lagos de existencia dudosa que quedan en el parque.
Creo que la mandarina que comimos fue lo único naranja de nuestras vidas (surgida (la mandarina) de una inapropiada traición del árbol sumada al deliberado descuido de la serpiente)
Lo pasado pisado, me propuso una vez y yo me acordé de una propaganda de zapatillas. Ni un segundo de más y ni un metro de menos pactamos. Y cumplimos. Piedra y, sobre todo, vapor de ojos y horizonte.
(algunos dicen que hay remedio en una planta que habla de madres.
De puta madres)
octubre 6, 2006 en 8:39 pm |
felices baldes, canoita canoita.
octubre 6, 2006 en 8:41 pm |
No. No hay consuelo ni remedio. Putas, sí. Y puta madre como abundan los hijos de puta.
Besos sin humo.
octubre 7, 2006 en 7:47 pm |
“La historia de una madre que es una gran puta, una puta que es una gran madre y una flor de hija de puta”. Bigas Luna, Jamón Jamón.
octubre 10, 2006 en 2:06 pm |
muñejitos, gracias, serán dados.
Duda, sin humo, si. Sin humo.
Onoff, tal cual. O qué se creía? La historia (universal) está escrita justamente por grandes putas, grandes madres y flor de hijas de puta. A veces, algún hombre escribió poesía, pero solo a veces y basado seguramente en las cicatrices dejadas por su gran madre, su gran puta o alguna flor de esas.
octubre 11, 2006 en 8:01 pm |
Laviga, casi me hace llorar…
abril 20, 2007 en 3:48 am |
el quese va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen y al que lo echaron y quiere volver? en fin, debo inclinarme a la miel de una mente que promete comerse mi higado una vez mas. la felicito, aun me eriza y ya me oxidaba. saludos